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La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni
el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe
aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede
venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo! Miguel de Cervantes Saavedra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha |
La idea de que el mundo plantea restricciones a las posibilidades de acción humanas es
frustradora. ¿Por que no podemos tener ciertas posiciones rotacionales intermedias? ¿Por
qué no podemos viajar mas deprisa que la luz? Sin embargo, todo cuanto podemos decir
hasta el presente es que el universo esta construido precisamente así. Tales limitaciones no
solo nos obligan a ser más humildes, sino que convierten el mundo en algo más
comprensible. Cada constricción corresponde a una ley natural, a una regularidad en el
universo. Cuanto más grande sea el número de constricciones acerca de las posibilidades
reales de la materia y la energía, mayor conocimiento del universo podremos alcanzar los hombres. En cualquier caso, la cognoscibilidad del universo no sólo depende de cuantas sean las leyes naturales que nos permiten enmarcar para su análisis una amplia serie de fenómenos divergentes en apariencia, sino también de la apertura mental y capacidad intelectual que mostremos respecto a la comprensión de tales leyes. Seguramente nuestras formulaciones de las regularidades de la Naturaleza dependen del modo en que esta construido nuestro cerebro, pero también, y en buena medida, de aquel en que lo esta el universo. Por mi parte, me gusta vivir en un universo que encierra aun mucho dc desconocido y que, al mismo tiempo, es susceptible de llegar a ser interpretado. Un universo del que lo conociéramos todo sería estático y deprimente, tan aburrido como el cielo que nos prometen ciertos teólogos pobres de espíritu. Un universo que se nos muestre incognoscible no es lugar ciertamente adecuado para un ser que piensa. El universo ideal para nosotros es algo bastante más similar al sitio en que vivimos Y me atrevo a conjeturar que no es simple coincidencia. EL CEREBRO DE BROCA CARL SAGAN |
Albert Einstein Físico alemán "Me interroga sobre mi actitud ante la vida. Prefiero dar que recibir, en cualquier circunstancia; no doy importancia a mi persona, ni a la acumulación de riquezas; no me averguenzo de mis debilidades, ni de mis errores y tomo instivamente las cosas con humor y equidad. Existen muchas personas como yo y no comprendo en absoluto que se haya hecho de mí una especie de ídolo. Es, sin duda, tan incomprensible como el misterio de una avalancha, donde un solo grano de polvo basta para desencadenarla, y que toma un camino bien determinado" Albert Einstein en una carta a Hedi Born, esposa de Max Born, con fecha del 12 de abril de 1949. |
Santa Teresa de Ávila (1515-1582) "Vivo sin vivir en mí"
Vivo sin vivir en mí, Vivo ya fuera de mí
¡Ay, qué larga es esta vida! ¡Ay, qué vida tan amarga Sólo con la confianza Mira que el amor es fuerte, Aquella vida de arriba Vida, ¿qué puedo yo darle |
ROMEO Es mi alma la que llama por mi nombre. ¡Cuán dulces y argentinos son en medio de la noche los acentos de un amante, [de qué música deliciosa llenan los oídos!] JULIETA ¡Romeo! ROMEO ¿Mi bien? JULIETA ¿A qué hora enviaré [a encontrarte] mañana? ROMEO A las nueve. JULIETA No caeré en falta. De aquí allá van veinte años. He olvidado para qué te llamé. ROMEO Déjame permanecer aquí hasta que lo recuerdes. JULIETA Lo olvidaré para tenerte ahí siempre, recordando cuánto me place tu presencia. ROMEO Y yo de continuo estaré ante ti, para hacerte olvidar sin interrupción, olvidándome de todo otro hogar que éste. JULIETA Casi es de día. Quisiera que te hubieses ido; pero no más lejos de lo poco que una niña traviesa deja volar al pajarillo que tiene en la mano ; infeliz cautivo de trenzadas ligaduras, al que así atrae de nuevo, recogiendo de golpe su hilo de seda. ¡Tanto es su amor enemigo de la libertad del prisionero! ROMEO Yo quisiera ser tu pajarillo. JULIETA Yo también lo quisiera, dulce bien; pero te haría morir a fuerza de caricias. ¡Adiós! despedirse es un pesar tan dulce, que adiós, adiós, diría hasta que apareciese la aurora. (Se retira.) ROMEO ¡Que el sueño se aposente en tus ojos y la paz en tu corazón! - ¡Quisiera ser el sueño y la paz para tener tan dulce lecho! Me voy de aquí a la celda de mi padre espiritual, para implorar su asistencia y noticiarle mi dichosa fortuna. Julieta y Romeo William Shakespeare |